martes, 5 de mayo de 2020

Olga Lucía Betancourth



Nació en Pereira

Sin temor a equivocarme, puedo decir que el mejor canto, después del aquel del Nicaraguense Ruben Dario, que haya conocido dedicado a la JUVENTUD, se lo he leído a Olga Lucía Betancurt.  Fue hace muchos años que la nobel poeta me dio para que le leyera una copia de sus poemas.  Yo, esculcando papeles en mi blioteca encontré esta joya que hoy quiero compartir con ustedes. Es un documento de 1973


Juventud


"Juventud. Divino tesoro
te me vas para no volver" (Rubén dario)

Te amo juventud. Querida mía
porque mas me seduces, si te alejas.
Te amo con dolor y rebeldía
por el paso sensual con que me dejas.

Por la amorosa voz con la que asedias
y tus ojos coquetos y sonrientes.
Por tu abrazo sin par, con que remedias
la angustiosa verdad de ser conscientes.

Porque sin ti todas las primaveras
solo serán anhelos y quimeras
dejando nuestras noches silenciosas.

Porque irán tras tu paso los luceros,
sin aves, quedarán nuestros aleros
y nuestras rosas, ya no serán rosas.





"Y porque aprendí en jornadas
de amor, esperanza y tiempo
que la vida solo es vida
cuando envejecen los sueños,
bendigo la soledad
que me acompaña, ya viejo"

Luis Carlos Gonzalez Mejía

Siempre la luz de los sueños
acompaña nuestra estancia
dejando sutil fragancia
en todos nuestros empeños.
Perseguimos halagüeños
horizontes tan lejanos!.
Buscamos en los Arcanos
del firmamento, las huellas
de sus perdidas estrellas;
mas, ¡Cuantos empeños vanos!.

Añoramos primaveras
cuando el invierno aparece
y el corazón se estremece
con sus dichas pasajeras.
¡Juventud¡ -cuantas quimeras
que nos marcan un destino-
Cómo nos embriaga el vino
que destilan tus viñedos!.
¡Cuantos diferentes credos
hallamos por el camino!.

En esta época hermosa
no sentimos que la vida
es solo sangrienta herida
por donde el dolor acosa.
Sólo miramos la rosa
sin pensar que tiene espinas,
pero cuando solo ruinas
van quedando tras los años,
sentimos que el desengaño
tras de la dicha, camina.

Solo entonces comprendemos
cuán fugaz es la alegría.
Que la mejor compañía
en la soledad, tenemos.
Que es poco lo que sabemos
y que al llegar al ocaso,
solo queda del retazo
de juventud que tuvimos,
un sueño de lo que fuimos
y un dolor por el fracaso.




Se añoran las primaveras
cuando el invierno aparece
y en nos, el recuerdo crece
de nuestras dichas primeras.
!Oh juventud¡ ¡Si volvieras!.
Si la marcha de tu sino
detuviese su camino!.
¡Si tu copa no quebrara
y por siempre conservara
el aroma de tu vida!.

!Juventud¡. Tan imprecisa
es la fuga de tu aliento.
!Juventud¡ es raudo el viento
que se lleva tu sonrisa.
!Juventud¡. Es cruel la brisa
que deshoja tus auroras,
pues se nos quedan tus horas
prendidas en el camino,
donde ya no se oye el trino
de antiguas aves canoras.

Salud hoy amigo mio
por nuestra larga fatiga
y por la inmadura espiga
que es nuestro loco albedrío.
Y por este desvarío
de poetas soñadores,
por nuestros viejos amores
y tantos sueños fallidos;
por los gratos tiempos idos
y sus ya marchitas flores-

Siempre una nueva alegría
hay, donde acaba una pena
y alguna sonrisa ajena
volverá tras otro día
y cual luz en agonía
que señalara un ocaso
volverá el lejano abrazo
en conquista de algún rizo
que nos marcó con su hechizo
y su suavidad de raso.

!Salud¡. Por las gratas cosas
que compensan nuestras ruinas;
por el mal de las espinas
que se resarce con rosas;
por las mejillas hermosas
y cabellos perfumados
y por todos los llamados
que del amor recibimos;
por todo lo que pedimos
y lo que fue conquistado.

!Salud¡. Por el triste ocaso,
por las horas que pasaron.
!Salud¡. Porque nos amaron
por el ya lejano abrazo
Por la caricia de raso
de tantas flores hermosas,
y hasta por las tristes ruinas
donde quedan las espinas
que nos dejaron las rosas!.





Se piensa mucho en estas noches claras:
Angustia Dios, nos duelen las distancias,
amargan los astros con su lejanía
y la inmensa ciudad con su fanfarria.

Sentimos corta la dicha, la tristeza larga,
sabemos cuál es la alegría de las danzas,
cual, kla realidad de los que cantan
y que en las copas el llanto se solaza.

Que ya la libertad se nos volvió palabra
y la Paz, en un ave que ha inmigrado;
que hoy es la falsedad quien nos convida
y la ambición, el amo que nos manda.

Que amargas se tornaron las victorias
pues no es la libertad la que se aclama
sino el poder de demostrar las fuerzas
que se poseen. !Vanidad humana¡.

Se nos acaba el canto de los pájaros
tras los rojos mensajes de las balas
y -Oh ironía- también se condecora
a aquellos que perdieron su batalla.

Tan necesario es conquistar la Tierra?,
importa mucho trazarnos mas fronteras
y mas limitaciones que nos marquen
si con las que interiores poseemos basta?.

Si te escribo esta carta
no es porque te halles lejos,
sino porque te quiero.
Porque amo el espacio
donde posas tus manos,
las huellas que me dejan
tus besos, tus palabras,
en las cálidas horas
que me brindan tus ansias.

Porque eres amigo
para mis soledades
y porque me amas mucho,
tanto, que hasta hace daño.
Me quieres cuando hablo,
comprendes cuando callo;
me amas cuando brilla
el sol sobre mi alma
y también cuando oscuras
tormentas se desatan.

Porque se que me añoras,
que me estás esperando;
porque cada palabra
que desde aquí te mande
es un beso que llega
al alba, a saludarte
y a quedarse contigo
para llenar tu día
y acariciar tu ocaso.





Quieres que te escriba? Que te diga
que como son las nubes son los sueños?.
Que tienes la nostalgia por amiga?.
Que buscamos horizontes halagueños
para que allí madure nuestra espiga?.

Que el mundo es un teatro mágico
-escenario de luz, maravillosos-
do sueña, ríe y llora ese gran trágico 
dulce o amargo, cruel o voluptuoso,
burdo, sutil, amante o sádico?

Que al final de esta fiesta seductora
habrá un tributo por nuestras alboradas?.
Pagaremos el precio por la aurora,
la luz del sol, el viento, las nevadas
cumbres, el campo, que el ocaso dora.

Que es la muerte el alto precio avieso
por las tibias mañanas luminosas,
y por el aire sutil y el embeleso
que nos causa el milagro de las rosas?
Y por la maldición y y por el rezo?

Que deseo morir tras la alegría,
o en mitad de una dicha que pudiera
a la muerte, robar su luz sombría
y mas que muerte, esta pareciera
un sueño, que al placer le seguiría.


Pereira Febrero 15 de 1973


EL TRABAJO


El trabajo es la gama
infinita de empeños
de donde el Ser extrae
«el pan de cada día»,
enfrentando sus logros
o sus luchas baldías.

Desde la noble historia
de la tierra fecunda,
donde sí florecía
el esfuerzo del hombre.

Hasta la innoble y lóbrega
prisión de los mineros,
donde mueren en lenta
sucesión sus anhelos,
en una lucha ruda
contra los elementos.

El trabajo es el símbolo
legendario del hombre.
Es la cruz que cargamos
como un sino indeleble,
a pesar del eslogan
acuñado por siglos:
«el trabajo ennoblece».

El trabajo ennoblece?...
Sólo si nos eleva,
si lo amamos de veras
y no nos esclaviza.
Si podemos sentirnos
armoniosos y plenos,
luchando con las manos
o con el intelecto.

Talvez, en el principio,
en la plena y fecunda
comunión con la tierra,
los frutos de su esfuerzo
ensalzaban al hombre.

Pero ahora, en el giro
del consumo indecente,
cuando sólo es esfuerzo
y el Ser es convertido
en autómata huero,
el Trabajo es el rudo
tributo a la impotencia.

Cada año, con fausto,
se celebra este día.
Y hablamos del Trabajo
con palabras mayúsculas.
Pero la vida sigue
con su ritmo impasible,
contemplando la injusta
repartición del fruto,
y las magras ganancias
de los pobres del mundo.


Luxemburgo, mayo 1 2012

Sol de primavera
Mis ojos se reposan
en el verde sereno
de la primavera.
Transparencia en las hojas
y en la canción del viento.

El «Eterno retorno»
estalla en las semillas
y el invierno, olvidado,
se recoge en su limbo.

Todo nos predispone
a comprender el hondo
misterio de la Vida.
Irrepetible instante
suspendido en el ciclo
de las constelaciones.

El Cosmos no es tan sólo
soles en desbandada
por los cielos lejanos.
Es el aliento arcano
de la fuerza primaria
que proyectó la Vida,
y nos deja la gracia
de su lección perenne:

No somos desgajados
de una rama invisible.
Somos Uno con Todo.
Y ello nos compromete
al rigor del respeto
y al amor sin fronteras
por todo lo que alienta.

El ciclo de la Vida
penetra en nuestras venas
a través de los rayos
de «Amon-Ra», el sempiterno.



Mi amor
Mi amor está hecho
enteramente de melancolía.
Me asomo a nuestros días
por entre las estrellas del alba,
y tu nombre no es tu nombre,
sino un cántaro de besos.
Mi amor no tiene olvido ni retorno.
Tiene silencio
para pensarte eternamente,
y ojeras voluptuosas
para que mi cuerpo
siga estallando en tu recuerdo.

Mi amor está hecho
enteramente de imposibles,
porque ya te has ido
al otro lado del mundo.

Y estas palabras son veleros azules
donde escribo tu nombre
y los lanzo al mar de tu ausencia,
para que no olvides
que todavía te amo
desde este lado del Tiempo.

Luxemburgo 2011








FUENTES:

Olga Lucía Betancourt Sánchez. Eduardo López Jaramillo. La cola de rata. 24/03/2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Con algunos escritores amigos

Get the flash player here: http://www.adobe.com/flashplayer