Nació en Santa Rosa de Cabal en 1944, pero ha vivido toda su vida en Pereira.
Nos cuenta que ha escrito desde los 10 años.
Es Magíster en Investigación y Tecnología Educativa de la Facultad de Estudios Interdisciplinarios Pontificia Universidad Javeriana y Licenciada en Psicopedagogía y Técnicas Audiovisuales de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia).
Es la presidente de la Academia de Historia y Literatura de Colombia, con sede en Pereira.
Sus publicaciones son:
Piedra encendida (Klepsidra Editores)
Sueños (cuentos);
Amelia: Una voz, puerta del alma,
La tuya-la mía (poemas);
Un camino hecho al andar y una caminante de la investigación en Risaralda;
Huellas y caminos de investigación y Ciencia,
Innovaciones educativas: un reto en Risaralda.
AMAR
¿Qué es amar? Amar es amor, vivir en desvarío
entre la placidez de un día de primavera
y el temor de encontrar el nido ya vacío
mientras se marcha en pos de una quimera.
Es vivir constantemente expuesto al frío
del invierno, del verano al calor y la sequía.
Es mantenerse de pie aunque ya caído
y es seguir erguido tras la voz que perseguía.
Es ver en los ojos la calma de la luna reflejada,
mientras el fuego y el ardor te alzan en vilo.
Es lanzarse afanoso a la gloria y la aventura
y aquietarse temeroso suspendido de un hilo.
Es tener un corazón latiendo presuroso
y verlo igualmente aquietado en un suspiro.
Es un altivo y raudo caminar tras lo pomposo
y un lento y pausado retroceder ante lo poseído.
Es el aliento y la nostalgia de ese sin sentido
y es el sufrir temiendo y añorando la partida.
Es un vibrar, un gemir, un vivir enardecido
y cantar dolorido aún sin verse las heridas.
Amar, es amarte amor.
Es sucumbir en la batalla.
Ganar la guerra ya diezmado.
Es morir floreciendo en tu presencia y
por tu ausencia un morir estando vivo.
MÍRAME
Mírame, estoy aquí suplicándote rendida,
que me ames, me acompañes, me sostengas.
Mi amor ha sido para ti piedra encendida,
lenitivo a tu dolor, paz en tus bregas.
No puedo ya vivir sin tu cariño,
no me arrojes de tu lado sin clemencia,
después de que crucé contigo mi destino
y confiada por ti, perdí mi esencia.
Te alejas olvidando mi loco desvarío,
después de degustar y escanciar mi dulce vino,
dejando desolados mis valles, sin caudal mi río,
y en oscuro camino mi nido destruido.
Mírame. Mis ojos ya no tienen lágrimas.
Cómo pudiste mi templo profanar y erguido
abandonar después de la conquista,
un territorio por ti ya ensombrecido.
NO ES LO MISMO MI BIEN
No es lo mismo mi bien la muerte en la batalla
a la que intrépido se lanza siempre el héroe,
que morir extenuado y hastiado en el camino,
sin luchar, sin sentido, entregado a su destino.
Quien muere en el sufrir trepando la pendiente,
dándole como el héroe a ella un gran sentido,
es feliz por no entregarse mansamente,
por no permanecer triste, compungido en el olvido.
Pero hay héroes que también mueren cada día
de dolor, de soledad y de impotencia,
cuando ven que otros juegan con su vida
entregándose al licor, al delito, a la imprudencia.
Esos héroes generalmente son los padres
que lucharon bravíamente por sus hijos,
que les dieron ejemplo y que sufrieron
soledades, dolores e inclemencias,
para darles a ellos todo lo querido.
Inútil puede ser mi bien querido
morir trasegando y vagando por la vida
sin siquiera esperar la recompensa,
la guerra perdiendo contra la inconsciencia.
Por eso te digo a ti mi bien querido,
no te apuntes a causas ya perdidas;
apártate muy digno, silencioso y presto,
buscando solo en ti y en tu corazón de oro,
esas armas que usaron Jesús, tu madre y tu maestra:
las del amor, la belleza y la paz en la conciencia.
Y así aunque solo… lo sé perfectamente
con la frente alta sigue avanzando feliz
que algunos encontrarás en tu camino
con quienes siempre como el ave fénix,
resurgirán de sus cenizas muy valientes.
Y un día como todos nos iremos sutilmente,
tú, yo y los otros, pero no cansados del camino
sino enrutando felices en Dios nuestro destino
y no habremos vivido ni muerto inútilmente.
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